2. El tema del príncipe encerrado por designios astrológicos procede de la leyenda de Buda, contenida en la obra sánscrita Lalita-Vistara. Esta leyenda aparece ya en España en el Sendebar, mandado traducir durante el reinado de Alfonso X (s. XIII) y en el Libro de los Estados, de don Juan Manuel (s. XIV); pero la publicación en 1608 de la Historia de los dos soldados de Cristo, Barlaán y Josafat, según la versión cristianizada atribuida a San Juan Damasceno, da lugar a la comedia de Lope, Barlaam y Josafat (1611). La historia cuenta que el horóscopo de un príncipe predice que será un gran rey o que renunciará al trono. Para evitar lo último, su padre lo encierra en un palacio y lo rodea de comodidades. Sale un día y se encuentra con una mujer hermosa, un enfermo, un cadáver y un asceta. Reflexiona sobre la variedad de la vida y se retira a la soledad del desierto (Josafat es el príncipe; Barlaam, un ermitaño con el que se va a hacer penitencia).
3. Procedente de Las mil y una noches llega a El Conde Lucanor el ejemplo del borracho al que un rey hace vivir unas horas como príncipe. Esta acción fue atribuida por Luis Vives a Felipe el Bueno de Flandes y se consideró como un hecho real. El mendigo borracho extrae la enseñanza de que en la vida de los príncipes el soñar también existe, aunque el sueño es más largo. Aquí hallamos ya la idea dominante en el sueño de Calderón.
Este autor, partiendo de estos elementos, crea una obra que encierra una de las más altas concepciones del teatro universal. Luego, el dramaturgo convirtió la filosofía en teología, lo concreto en abstracto, lo particular en general, lo real en simbólico y escribió sus dos Autos de La vida es sueño. En ellos, Basilio se corresponde en líneas generales con el Poder; Segismundo, con el Hombre; Clotaldo, con el Entendimiento; Clarín, con el Albedrío…Los personajes que en la comedia soportan el conflicto amoroso y el del honor (Astolfo y Rosaura) no tienen equivalentes en el Auto.