CALDERÓN DE LA BARCA

CALDERÓN DE LA BARCA

RASGOS BARROCOS

  1. ELEMENTOS QUE CONFIGURAN LA VIDA ES SUEÑO COMO UNA OBRA DE TEATRO BARROCA.

1.División en tres jornadas. 2. Doble acción. 3. No unidad de lugar. 4. No unidad de tiempo. 5 Mezcla de lo trágico con lo cómico. 6. Polimetría. 7. Extraordinaria complejidad temática. 8. Subordinación de todos los temas a uno principal, la vida como sueño. 9. El tema contrarreformista del libre albedrío contra la predestinación. 10. Decoro poético (adecuación del lenguaje a cada personaje) 11. Presencia del gracioso. 12. El estilo: fusión de culteranismo y conceptismo. 13. La enseñanza moral, el didactismo. 14. Gusto por la intriga, por mantener en vilo el interés del espectador mediante lo sorprendente. 15. El dinamismo interno y externo. 16. Lo desmesurado, lo hiperbólico de las pasiones y problemas de los personajes. 17. Gusto por los contrarios: Segismundo (hombre/fiera); Rosaura (mujer/varón); Basilio (rey/científico). El más evidente de todos es seguramente libertad/ predestinación; el más repetido en la obra, vida/muerte.

 LA TENSIÓN DEL INTERÉS EN LA OBRA.

   Es lógico pensar que el espectador que el espectador de la época, aun el más acostumbrado a presenciar obras de teatro complejas y simbólicas, como los autos sacramentales, a escuchar sonoros versos culteranos o conceptistas, perdía en una representación el hilo y el sentido de muchas frases que, con el texto en la no, se nos hacen más asequibles. Sin embargo, su familiaridad con el teatro y sus estilos culterano y conceptista, les permitía penetrar lo que para nosotros resulta muy velado por el paso del tiempo y la evolución del gusto. El teatro no es hoy un entretenimiento habitual como entonces, ni vivimos en un mundo parecido al de las gentes del XVII. Ello puede dificultarnos la comprensión de la obra.
   Pero, aunque aquellos espectadores no lo captasen todo, la habilidad de los dramaturgos los mantenía interesados, tensos. Hay momentos en La vida es sueño de particular atracción: el misterioso personaje de Rosaura- hombre despeñándose; el no menos oscuro- y a oscuras, pues la torre parecía el reino de las tinieblas- Segismundo; la admiración mutua entre los jóvenes, paralela a la suspensión en la que está el espectador; la actitud amenazante de Clotaldo y sus soldados con los rostros cubiertos, todo mantiene la tensión creciente. Por fin empieza Rosaura a contar su historia y Clotaldo pronuncia su monólogo, con lo que algo que se va desvelando para el espectador queda, sin embargo, desconocido para los personajes. Astolfo es el encargado de continuar con la exposición (escena V), pero un nuevo recurso de interés aparece: el retrato que lleva al pecho, al que alude Estrella, pero que queda por el momento sin explicación para nosotros, pues llega el Rey con su acompañamiento. A Basilio le corresponde ahora, en un largo parlamento, continuar con la exposición, que nos revela identidad del príncipe encadenado y la causa de su estado. Otro motivo de suspensión es el anuncio de la prueba a que será sometido y las dudas sobre sus reacciones. El final de la Jornada I vuelve a intrigarnos, porque Rosaura confiesa a Clotaldo su agravio y descubre al ofensor, al mismo tiempo que deja entrever por sus palabras que es una mujer disfrazada. ¿Qué hará Clotaldo ahora con su honor mancillado?
   En la Jornada II una larga intervención de Clotaldo da cuenta del bebedizo y sus efectos, así como del traslado de Segismundo a Palacio. Seguimos interesados el hilo de los acontecimientos por ver cómo se comporta. El nudo de la comedia empieza con Rosaura vestida de mujer, dama de Estrella y fingida sobrina de Clotaldo (ella ignora ser su hija). La intriga no decae. Segismundo despierta y todo le admira, mientras nosotros permanecemos atraídos por su evolución que no puede ser más fiera, pues atenta continuamente contra los derechos y las vidas de los demás hasta asesinar al soldado que le impide tomar la mano de Estrella, lo que significaría un agravio a la relación que la une con Astolfo. Todo es tensión entre los personajes: los reproches de Segismundo a Basilio, no por merecidos dejan de ser estremecedores, pues, al fin, se está rebelando contra su padre y su rey. La escena VII, con el reconocimiento entre Segismundo y Rosaura, es de una belleza difícilmente igualable, pero en la VIII tenemos su antítesis, por los intentos del príncipe de mancillar a la joven y matar a Clotaldo. El motivo del retrato vuelve a ocuparnos y nos inquieta el nervioso monólogo de Rosaura mientras espera, por orden de Estrella que Astolfo traiga el retrato. La escena XIV en la que el joven la reconoce y ella niega su identidad, mientras intenta recuperar el retrato, es interrumpida por Estrella, que regresa. Al fin el ardid de Rosaura provoca un enfrentamiento entre los prometidos. Nuestra atención no puede decaer: nuevamente observamos a un Segismundo encadenado y confuso, que termina el acto con el famoso monólogo del sueño y el desengaño.
   El inicio de la Jornada III es un monólogo de Clarín preso. Comienza la rebelión popular en la que, en un principio, Segismundo no se atreve a creer. Otra vez nos mantiene en vilo su comportamiento, primero interesado y contradictorio (por ganar amigos, aún no sé si estoy despierto”). En medio de la dureza de la guerra, Rosaura pide a Clotaldo que la vengue (escena VIII, muy criticada por desviar la atención de la acción principal en un momento cumbre) y, tras muchas dudas, parece que el anciano decide matar al ofensor. En la escena X tenemos todavía parte de la exposición (así, se entremezcla con el nudo y con el desenlace de la obra, ya inmediato), pues Rosaura cuenta su historia a Segismundo. Conocedores de los sentimientos que ella inspira al príncipe, estamos pendientes de su reacción que, basada en principios morales y en las doctrinas del desengaño, será la de restaurar el honor de la dama. Ahora sí se vislumbra el desenlace: Segismundo, convertido por amor en un modelo de cristiano, resuelve todos los conflictos.